Relaciones Parte I

Es una verdad mundialmente reconocida que no volvemos a tener comunicación alguna con las personas con las que compartimos centros de estudios.
Tenía 15 cuando me fijé en una persona por primera vez, reconocí el conjunto de sentimientos que me provocaba estar cerca de él y lo bien que se sentía cada vez que me miraba o intercambiamos palabras.
Era un sueño.
Para una chica como yo, que no tenía experiencia amorosa, me sentía como en una de las tantas historias románticas que me había devorado, como buena amante común y cliché de Orgullo y Prejuicio, anhelaba muchas cosas, entre ellas, el perfecto Darcy que pueda mirarme y decir sin más lo que sentía. Y si, con toda esa arrogancia que más que desagradable, era un atrayente tan fuerte como un atractivo físico, pero déjenme, esa era mi yo inmadura al cien por ciento, ahora solo estoy en un veinte por ciento menos.
Duró un mes quizás, el pequeño enamoramiento, no fue hasta que un nada sutil engaño lo culminó.
Sigo agradecida por eso.
Pero en su momento parecía el fin del mundo, lloré toda una noche sin parar, no exagero, tenía a la que era mi mejor amiga a mi lado diciéndome todo tipo de frases alentadoras y un montonsito de papeles arrimados a mi lado que usaba cada vez que me atrevía a decir palabra, fue asfixiante, esa noche luego de la confesión indirecta que encontré en redes y unos cuantos mensajes de mi ex pareja hablando de lo confundido que estaba, me desplomé, no bromeo. Me gustaría decir que fue algo exagerado e intenso pero siendo sincera, soy una persona muy sensible, era de esperar una reacción igual de intensa; mi dvd de "Siempre a tu lado" lo puede confirmar.
Sé que las rupturas son distintas para cada persona pero si hay algo que no podemos negar es que indiscutiblemente el primer amor no se olvida, y no hablo de la persona en sí, hablo de lo que sentiste esa primera vez, ese primer beso, ese primer toque, las emociones y la más importante por ser la más intensa: la ruptura.
Una semana después del atroz suceso aún seguía en mi modo depresión post-ruptura, no quería salir, sí, así de fuerte me llegó, si bien no me siento orgullosa de lo que pasó, en retrospectiva fue muy gracioso, quiero decir, jamás imaginas que a la edad de 15 años puedas poder decir que amas o amaste a una persona, quizás y estoy segura, más de uno creyó o dijo permanecer toda su vida con esa persona especial. Pero, porfavor, ahora, como adulta recuerdo eso y digo, ¿Enserio dije eso?, ¿Enserio planeé aquello? ¿Enserio quería a estas personas en mi futuro?.
La respuesta ahora es un rotundo no, aunque esa última pregunta está para pensarla. Las relaciones van y vienen, las personas van y vienen, todo y todos son efímeros y bien dice el dicho nada es para siempre, porque literalmente, nada es para siempre, tanto en buenas y malas cosas.
En conclusión, somos seres inestables e inmaduros, si me preguntaran ahora sí creo en las relaciones perfectas y en un final feliz como en algún libro de romance, diría plenamente que no. No creo en una lealtad permanente en una relación amorosa, y especifico amorosa ya que es la única con vaivenes.
Volviendo a mi caso, pese a que fué una relación fugaz en su máximo esplendor fue también la que más recuerdo al día de hoy.

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